jueves, 9 de septiembre de 2010 | By: Alejandro Vega

Azael, el monje renegado.

Clan: Tzimisce.
Línea de Sangre: Obertus
Sire: Theoleon.
Naturaleza: Bellaco.
Conducta: Celebrante.
Generación:
Abrazo: 975 d.C.
Edad aparente: Un poco por encima de los 20.
Atributos Físicos: Fuerza 2, Destreza 3, Resistencia 3.
Atributos Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 6.
Atributos Mentales: Percepción 3, Inteligencia 3, Astucia 3.
Talentos: Alerta 2, Atletismo 2, Empatía 1, Pelea 2, Subterfugio 2.

Técnicas: Equitación 2, Alteración corporal 4 (Especialidad: Uso en combate)
Conocimientos: Academicismo 3, Investigación 2, Leyes 1, Lingüistica 3, Medicina 2, Ocultismo 3, Teología 2.
Disciplinas: Auspex 2, Hechicería Koldúnica (Senda de los espíritus) 3, Potencia 1, Vicisitud 3.
Virtudes: Convicción 3, Autocontrol 4, Coraje 4.
Camino: Camino de los reyes (Senda de la tiranía) 6
Fuerza de Voluntad: 7

Lengua materna: Eslavo
Lenguas aprendidas: Enocquiano, Griego, Latín, Hebreo.

Historia: La historia de Azael comienza en mitad de los Cárpatos, siendo apenas un huérfano abandonado a las puertas de un monasterio. Dicho monasterio pertenecía a la orden de los Obertus, creada hacía siglos por un poderoso tzimisce. Allí pasó su infancia y juventud, hasta que alcanzada la edad adulta e iniciado como monje, abandonó el monasterio por problemas personales con su abad. El destino le llevó a encontrar un nuevo hogar en el monasterio de San Juan Estudio, la sede de su orden, situada en Constantinopla. Sería allí donde conocería a su futuro sire y maestro, Theoleon, quien le mostraría la verdad acerca de la orden, iniciándolo en la sangre como ghoul y en el camino de la dividad interior, que guiaría sus actos durante los siguientes siglos. Años más tarde tendría la oportunidad de demostrar que era digno de convertirse en un Obertus de pleno derecho. Para ello debía pasar una larga prueba en la que tendría que demostrar que poseía la sabiduría y la fe necesarios para ser un Obertus. Tal empresa le llevaría a iniciar un viaje a lo largo de 12 monasterios, donde adquiriría conocimiento y se pondrían a prueba sus principios. Durante décadas se ganó a pulso el reconocimiento de sus hermanos, pero el destino quiso que su viaje se viera manchado por la tragedia. Mientras estudiaba en un monasterio cercano a la ciudad de Zara, extrañas criaturas asaltaron el lugar. Algunos monjes fueron secuestrados y llevados a un recóndito lugar en el interior de las montañas, donde encontraron su final uno a uno entre abusos y torturas. Solo cuatro fueron dejados con vida, elegidos para ser los protagonistas de un ritual macabro. Azael se encontraba entre ellos. Al día siguiente despertaría en mitad de una cueva como único superviviente de la tragedia. Aunque aún no lo sabía, había sido marcado por el resto de su vida.

En un intento de alertar al resto de la orden, él y su sire partieron de regreso a la ciudad de Constantinopla. Durante el trayecto una extraña debilidad hizo presa de su cuerpo. Temiendo por la vida de su pupilo, Theoleon pidió permiso para abrazarle, aún cuando no había terminado su camino de iniciación. Una vez recuperado, y ya habiendo alertado a la orden de lo ocurrido, Azael decidió partir para continuar con su aprendizaje. Sin embargo su viaje se vería interrumpido por una serie de extraños acontecimientos que acabarían finalmente con la muerte de todo un monasterio y el descubrimiento de un horrible secreto: Azael portaba a un demonio en su interior hambriento de almas, capaz de sembrar la muerte a su paso. Asustado, y sintiéndose tremendamente culpable por lo ocurrido, huyó de Trebisonda, ciudad en la que se encontraba, sin ninguna finalidad concreta, sólo mantenerse alejado para no matar a nadie más.

Su camino le llevó a los Carpatos, donde conoció a importantes personajes: Viscya, Vladimyr Rustovich o Noris, el Corruptor de Legiones. Comenzó a sentir interés por esa cultura, ajena a su alcance durante toda su existencia, si bien la seguía viendo como una blasfemia o una herejía, durante su instrucción le habían enseñado que incluso los paganos encierran a veces algunos rastros de la verdad. Conoció durante estos días el nombre del artífice de su tortura en vida: Koban, chiquillo de Noriz, pero dicho sire al parecer no estaba dispuesto a recibir visitas. Decidió entonces caminar durante décadas por todos los confines de los Cárpatos, en un estúpido intento de encontrarle, pero fue Koban quien acabó encontrando a Azael. Tras un día de sueño, se volvió a despertar cautivo y con aquel hechicero delante de él. No sólo no consiguió las respuestas que estaba buscando, sino que además fué manipulado sin saberlo para regresar a la sede de su orden, en Constantinopla, y permanecer junto a su líder.

Los siguientes siglos pasarían en medio de una lucha con su demonio interior, que poco a poco comenzaba a manifestarse de formas más evidentes. Llegó a presentarse como Azrael, igual que el ángel judío de la muerte, pero Azael no pensaba para nada que aquel ser fuera divino como un ángel. El deseo de encontrar respuestas le llevó a buscar ayuda en un miembro de su familia bizantina, Myca Vykos, quien no tardaría en iniciarle en las arcanas artes de la hechicería. Juntos encontrarían algunas respuestas acerca del origen de dicha criatura, pero seguirían sin saber como deshacerse de ella.

Ya, en las últimas décadas de su residencia en Constantinopla, Azael vió como Gesu comenzaba a degenerar tanto él como los ideales de su orden. Los pecados de su líder le hicieron replantearse sus creencias y abandonar la hermandad. Además, los contínuos pecados de la criatura le hicieron ver que, probablemente, no estaba afrentando el problema de la forma más correcta. Estos, entre otros motivos, fueron los que llevaron a Azrael a visitar de nuevo a Vladimir Rustovich, Voivoida de Voivodas, para aceptarle como su líder y mentor, jurarle lealtad, y aprender de él todo lo que pudiera.

Actualmente, tras la caída de Constantinopla, Azael teme por su futuro incierto, su falta de seguridad. Si bien él confía en los supervivientes que le acompañan y sabe que los necesita, cree que ellos no confían en él. Probablemente debido a Azrael. El destino es oscuro y el futuro incierto... y él solo teme no estar preparado.



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