domingo, 26 de septiembre de 2010 | By: BlackZack

Simeón de Toledo, el Buscador de Secretos

Clan: Capadocio
Sire: Anselmo
Naturaleza: Arquitecto
Conducta: Pedagogo
Generación:
Abrazo: 742 d.C.
Edad aparente: 50 años
Camino: Cielo
Lengua materna: Castellano
Lenguas aprendidas: Latín, Italiano, Griego y Enoquiano

Historia: Corría el año de Nuestro Señor de 712 cuando un joven aspirante a sacerdote vio cómo todo lo que conocía, su ciudad natal, Toledo, caía bajo las armas y los poderes diabólicos de los sarracenos. Acompañado por su maestro Anselmo, la casta dama Isabel y Pedro, que había llegado a querer como a un hermano, huyó hasta tierras ítalas, donde habría de hospedarse y vivir toda su vida en el monasterio de Montecassino. Ahí vivió hasta que, poco después de alcanzar la cincuentena, enfermara y, al borde de la muerte, Anselmo lo convirtiese en uno de los descendientes de Caín.

Fue en Montecassino donde su camino hacia el Señor comenzó de verdad, al aceptar la enorme y difícil prueba de superar las vicisitudes de la vida en obligado pecado que es la de cualquier Cainita, purgándose a cada paso para poder ser digno de Su misericordia. Aprendió los secretos de la noche y los de la muerte, la sabiduría arcana de los hijos de Cappadocius. Sin embargo, de poco le sirvieron cuando los sarracenos llegaron también al monasterio y acabaron con casi todos los que allí vivían, servían al Señor, trabajaban y estudiaban.

Su camino de tristeza y penitencia lo llevó hasta Rávena, donde unos años de tranquilidad precedieron la catástrofe. Traición tras traición, acabó renegando del sire de su sire, el abad Umberto, tras Abrazar a Rafael, su primer chiquillo, víctima de las ambiciones del impío prior. Su huída lo condujo hasta Praga, a donde Anselmo había huido tras el conflicto con su propio sire. Mas no tardaron en irse bajo las amenazas de los oscuros señores de esas tierras bohemias. Aunque Anselmo y Rafael se dirigieron a Tierra Santa, el Señor sonrió a Simeón cuando pudo asentarse en una ciudad sin Cainitas, Estzergom, donde empezó a tomar forma el sueño del padre de crear un feudo puramente cristiano en aquellas tierras inhóspitas, desde donde la Palabra de Cristo tuviera fuerza renovada. Fue allí donde Abrazó al otro miembro de su progenie, Viktor. Pero las fuerzas del mal fueron astutas, durante su ausencia, mientras estudiaba en la sede de su clan, Erciyes, los demonios masacraron a los Cainitas devotos de Estzergom, dejando sólo vivos a una buena amiga, y a su chiquillo Viktor, que pudo avisarle de lo ocurrido. Para cuando pudo ver lo que había sido de su principado, los Ventrue habían derrotado a los Tzimisce y Geza Arpad pasó a dominar aquellas tierras.

Derrotado y penitente, Simeón viajó a Tierra Santa en soledad para reencontrarse con su sire y su chiquillo y seguir profundizando en los misterios de Dios. Mas la calamidad parecía seguir al sacerdote adonde fuera: la Cruzada, la semana sangrienta, el sufrimiento, el dolor y las lágrimas de sangre fueron lo único que Simeón conoció durante meses. Sobre todo, porque ya había visto mucho en su sueños. No había pensado en darle tanta importancia hasta ese momento, pero durante siglos, algunas veces parecía que el Señor se comunicase en sueños con él para mostrarle lo que estaba por pasar.

Buscando respuestas sobre esos sueños, viajó a Constantinopla, y las encontró gracias al Círculo de los Sueños. Siglos de éxitos, amigos y gracias de Dios se sucedieron en la hermosa ciudad de Miguel, pero el Enemigo tenía planes para el sueño del Matusalén Toreador. Poco a poco, como una flor que se marchitaba, Constantinopla fue deshaciéndose hasta acabar quemada por el mal, dejando sólo escombros de un sueño y una sociedad floreciente. Un pequeño trozo de esa sociedad, de la que Simeón es ahora parte, partió hacia el corazón de Europa, donde al parecer la oscuridad no parece menos densa que hasta ahora.
jueves, 16 de septiembre de 2010 | By: Alejandro Vega

Sobre cómo me otorgaron el don de la inmortalidad por la sangre...

Mi vida como mortal carece hoy en día de sentido. Fuí abandonado en un monasterio en las lindes de los Cárpatos, donde su abad me acogió y me crió. Nunca conocí a mis padres, nunca supe de donde venía... y nunca lo sabré. Pero sí sé a donde quiero ir, y nadie me impedirá hacerlo. Años pasé en aquel monasterio, algo más de dos décadas, haciéndome fuerte y, sobre todo, estudiando. El Señor no me había otorgado con un bello rostro, pero si con una gran capacidad de aprendizaje. Cuando aquel cubículo se me quedó pequeño, decidí ir a la sede central de mi orden: el Monasterio de San Juan Estudio, situado en la capital del imperio Bizantino.

El centro neurálgico de los Obertu se me presentó como un lugar lleno de posibilidades, si bien en aquella época lo recuerdo bastante tenebroso... Era demasiado débil por entonces. Había una inmensa cantidad de libros nuevos, que devoraba noche tras noche con avidez. En ese momento todavía estudiaba simplemente por placer... además de débil era demasiado inocente... y entre sesiones de estudio le conocí. Su nombre era Theoleon, y nunca dejaba que se le viera el rostro. Su voz era imponente, grave y ligeramente gutural, y vestía unos hábitos distintos a los de la mayoría de los hermanos, de un profundo color negro. Nuestra primera charla fue bastante simple, pero al parecer a él le intereso de sobremanera.

No siendo capaz de quitarme de la cabeza a aquel hombre cuya aura destilaba algún tipo de poder que yo no podía comprender, hice lo que mejor se me daba: estudiar e investigar. La curiosidad se acrecentó en mi alma cuando escuché entre los muros del monasterio que Theoleon pertenecía a un grupo de monjes llamados los "Iluminados", la élite dentro del Monasterior, pero me curiosidad se vió rápidamente sustituida por inquietud cuando pude notar su figura vigilándome desde la ventana de mi dormitorio.

- "Azael..." - me decía, con su desconcertante voz - "Eres diferente a los demás... tienes las aptitudes... tienes el interés... Eres buena materia para poder unirte al grupo de los Iluminados..." - de no haber sido por lo pusilánime de mi existencia de entonces, me habría sentido entusiasmado, en vez de asustado - "¿Estás dispuesto a realizar los sacrificios necesarios y a recorrer el sendero de la Iluminación para convertirte en un Obertu?".

Asentí ligeramente con la cabeza, aún confuso. Entonces él, con un pequeño cuchillo, se rajó la muñeca, manchándose todo de brillante carmesí - "Bebe, Azael." - mi duda pudo ser comprensible, pero aún así bebí. La sangre era deliciosa, potente y... divina. Lo noté en ese momento. Sabía que Theoleon no era humano. Podría ser un ángel, o quizás algun otro ser, pero su divinidad era innegable. Y yo la quería.

- "A partir de hoy, Azael, te alimentaré cada semana, a cambio de demostrar tu valía. Cada semana deberás demostrarme tu evolución, la capacidad que tienes de adquirir conocimientos donde otros no los tienen... y yo, te alimentaré de mi sangre".

No me costó mucho tiempo descubrir la naturaleza cainita de Theoleon y los demás iluminados, pero yo no estaba ahí para criticarlos. Su maldición, al fin y al cabo, era obra del Señor. Era la prueba que tenían que superar para trascender a la divinidad, y si bien los ideales eran correctos, con el tiempo su evolución determinó una aberración como creo que nunca jamás volveré a ver...
martes, 14 de septiembre de 2010 | By: DarkAule

Drusus, Maestro de Sombras

Clan: Lasombra
Sire: Adelphos
Naturaleza: Bellaco
Conducta: Juez
Generación:
Abrazo: 1157
Edad aparente: Veintitantos
Camino: Camino de los Reyes (Senda del Visir)
Lengua materna: Latín.
Lenguas aprendidas: Árabe, Griego.
Historia: Nacido como segundogénito de una familia bizantina, Drusus comenzó su historia como bibliotecario del Gran Palacio. Por ese entonces era un joven noble y ambicioso, que luchaba por labrarse un hueco en el imperio bizantino. Con el tiempo sus habilidades llamarían la atención de un cainita griego llamado Adelphos, perteneciente a la familia retoño de los Lasombra Magnus, quien escogería a Drusus para convertirse en su mano derecha. Con el abrazo descubriría una verdad que cambiaría su mundo para siempre: La ciudad en la que vivía y que tanto amaba no era gobernada por meros mortales, sino por criaturas impedecederas que decidían desde sus opulentos salones el destino de Constantinopla y del resto del imperio. Él era ahora una de esas criaturas. Con la idea de aprovechar al máximo ese nuevo mundo de posibilidades que se había abierto ante sus ojos, Drusus aceptó de buen grado las enseñanzas de su sire y maestro, quien le instruyó en la nueva cultura que ahora debía conocer, así como en el manejo de las artes sobrenaturales inherentes a su linaje. Cuando se le consideró preparado fue presentado en sociedad para su reconocimiento público. Se le recibió en el seno de las familias bizantinas, aceptó sus legados y tradiciones y juró servirles fielmente. Pasaría las futuras noches ejerciendo de mensajero y embajador junto a Adelphos, viajando a través de las principales ciudades del Imperio. Fue en una de esas visitas cuando el magister conocería cuál iba a ser su verdadero papel en las intrigas de la ciudad. Se suponía que debían pasar el siguiente mes en la ciudad de Nicea, pero su sire desvió el rumbo y decidió seguir más allá. Iba al encuentro de su verdadero señor, pues su sire era en realidad sirviente de otro antiguo Lasombra, quien recibía a través de él noticia de todos los movimientos de la ciudad y que ambicionaba obtener los libros de la biblioteca Obertus. Drusus juraría lealtad a aquel hombre y ayudaría a Adelphos en su cometido de obtener el conocimiento que los Tzimisce guardaban.

Los siguientes años pasarían entre celebraciones de palacio, viajes y visitas al monasterio de San Juan Estudio. Los deberes como mensajero y embajador se alternaban con el espionaje a otros cainitas y el robo selectivo de libros, hasta que una noche todo se fuera al traste. Juliano, chiquillo de Alfonso de Venecia, descubriría a Drusus mientras éste le espiaba en los muelles de la ciudad. El conflicto desembocaría en un duelo entre ambos que acabaría con la derrota de Drusus y su expulsión de la ciudad. Su honor había sido puesto a prueba, y él había sido demasiado débil como para defenderlo. Ahora todo lo que ambicionaba quedaba fuera de su alcance, y la única esperanza que tenía de recuperarlo era enfrentarse de nuevo a quien le había vencido. ¿Pero cómo hacerse más fuerte? Aquel antiguo al que servía le daría la respuesta. Los años de exilio de Constantinopla se convertirían en una búsqueda personal que le llevarían a ingresar en una Hermandad conocida por pocos y a obtener el poder que tanto desaba, aunque a un precio que quizás ni él mismo conocía. Drusus volvió a retar a Juliano y ésta vez se declararía vencedor. Regresaría a la ciudad para seguir con su cometido a lo largo de los años. Sin embargo la ciudad que había abandonado empezaba a resentirse. Un mal que pocos habían percibido se estaba cobrando su precio poco a poco. El peso de la ambición de unos pocos llevó al conflicto y a la decadencia de la ciudad, y nadie parecía estar dispuesto a impedir la inminente caída. El primer aviso tuvo lugar cuando Tesalónica fue arrasada. Adelphos se encontraba por aquel entonces en dicha ciudad. Nunca volvió a saber de él. Drusus no estaba dispuesto a permitir que el Imperio cayera sin más. En unión con inesperados aliados, el magister trataría de salvar la ciudad que tanto amaba de la destrucción. Conspiraron en secreto, trazando un plan para devolver a Constantinopla su antigua gloria. Sus intenciones eran nobles, pero ya era demasiado tarde para la ciudad. Cuando la cuarta cruzada decidió pasar por la capital del imperio bizantino, el odio y la locura que se había apoderado de los miembros de las grandes familias pudo más que la inmimente amenaza. Solo unos pocos consiguieron salvarse de la destrucción y las llamas que acabaron consumiendo toda la ciudad. Drusus huyó junto con sus aliados, logrando salvar una parte de la biblioteca Obertus. Todo su pasado había sido borrado por las llamas, y sus esfuerzos reducidos a cenizas. Ahora sólo podía mirar hacia el futuro, un futuro incierto y oscuro.
sábado, 11 de septiembre de 2010 | By: Unknown

Nadir Avshalom, el Señor de las Bestias

Clan: Nosferatu

Sire: No lo recuerda.
Naturaleza: Superviviente
Conducta: Conformista
Generación:
Abrazo: No lo recuerda.
Edad aparente: Debido a su condición, es imposible saber con qué edad dejó de ser humano.
Camino: Humanidad.
Lengua materna: No lo recuerda.
Lenguas aprendidas: Latín, Griego y Hebreo.

Historia: La historia de Nadir comenzó una noche en la que despertó en una sucia y descuidada casa del distrito de Arcadio. No recordaba nada más que su nombre y su condición de vampiro. Lo demás estaba oscuro. No sabía dónde estaba, cómo había llegado a allí, de dónde venía ni a quién conocía, si es que conocía a alguien. ¿Por qué lo había olvidado? Entonces era un misterio, pero ahora sabe cuál fue la causa. Sólo una estrella de David que llevaba colgada en el cuello pudo darle a entender que era judío.

Esa noche, tras presenciar un asesinato y estar a punto de ser la cena de dos de los Gangrel de la ciudad, fue rescatado por Malaquita, líder de la familia retoño de Constantinopla y puesto a cargo de Oto, uno de sus chiquillos. Él le explicó todo acerca de la ciudad y, sobre todo, le dejó claro que no iba a ser bien recibido por los demás cainitas que habitaban en ella.

Se dedicó a copiar libros de la sección prohibida de la biblioteca del monasterio en el que los Tzimisce se habían recluido, a la cual tenía acceso por uno de los muchos túneles que le permitían permanecer oculto a los ojos ajenos. Esta fue la causa por la que se vio interesado en los negocios que Drusus se traía entre manos, ya que debía hacerse con esos libros que él había comprado. De este modo, acabó conociendo poco a poco a sus 5 compañeros.

Pero todo cambió la noche de la profecía... Aquella en la que se decía que el mundo acabaría el último día del año judío. Esa noche, él lo recordó... Él recordó que los Elegidos de Calomena pretendían invocar a la hermana de Satán, Calomena, mediante el asesinato de cientos de inocentes. Él lo recordó... porque él era uno de ellos... Y no uno cualquiera. Los Elegidos de Calomena nunca serán encontrados porque Nadir les había enseñado cómo ocultarse. Ahora él lo recordaba, claro, como si lo estuviera viviendo.

Desde entonces, ha cargado con el peso de sus pecados noche tras noche, arrepintiéndose de ellos y sufriendo al recordarlos. Pero aún hay muchas incógnitas sobre su pasado... ¿De dónde ha venido Nadir? ¿Quién es su sire? ¿Cuánto tiempo lleva existiendo? ¿Cómo acabó en Constantinopla? ¿Qué le llevó a convertirse en el monstruo que fue por ser un Elegido de Calomena?... Quizás esas dudas nunca se aclaren... Quizás lo hagan antes de lo que él espera... Sólo el tiempo podrá decirlo.

Apariencias de Nadir:

A Nadir, de momento, se le ha podido ver con dos apariencias:
jueves, 9 de septiembre de 2010 | By: Seishi

Nabuk, el último Micaelita


Clan: Toreador
Sire: Mi-ka-il, o Miguel el Patriarca
Naturaleza: Caballeroso
Conducta: Celebrante
Generación:
Abrazo: Aproximadamente 2240 a.C, en la ciudad de Ebla, en la antigua Mesopotamia
Edad aparente: Hombre adulto joven, cercano a los 25 años.
Lengua natal: Sumerio
Lenguas aprendidas: Acadio, Enocquiano, Caldeo, Griego, Latín, Italiano, Árabe, Ebreo, Rumano, Húngaro, Esloveno.

La intuición de un antiguo capadocio llamado Simeón liberó a Nabuk de un letargo que duraba ya más de treinta centurias de olvido y oscuridad, que fueron precedidas por semanas de angustia, impotencia y dolor al permanecer estacado mientras las gentes de Ebla, la que entonces era su ciudad, era asediadia por un ejército. 

Él le llevó a Constantinopla, donde fue acogido en el seno de la familia Micaelita, como el antiquísimo chiquillo de Miguel el Patriarca(o también llamado Mi-ka-il en otros tiempos) al cual se le había dado por muerto tiempo atrás. 

Nabuk tuvo que adaptarse a aquellos tiempos. Al no hablar ninguna de las lenguas frecuentes actuales, le fue destinado un tutor que le enseñase a hablar latín. Su nombre era Azael, y era capaz de leer y escribir, aunque de forma austera, el Enocquiano, lengua que el Toreador conocía. 

Pronto se introdujo en la sociedad que formaban los vástagos tras el telón mortal, y tras el tiempo necesario para pisar firme en aquellas nuevas tierras, su hermano Petronio, líder de la familia Micaelita mientras Miguel descansaba en su letargo, le nombró capitán de la guardia que protegía el sueño del Patriarca. 

Además, había encontrado una compañera en la no-vida, una cainita de nombre Circe, chiquilla de su hermano Petronio, con la cual contrajo matrimonio. También mantuvo una estrecha relación con la patricia Ana Conmena, la cual se convirtió en su amante.

Pasaron años de paz, en los que se podía disfrutar el paraíso que había construido Miguel sobre aquella región, pero llegó la revuelta contra los latinos, y luego el Octavo Consejo y con él, la supremacía de Alfonso de Venecia dentro del barrio latino, que quedó fuera de la influencia y las leyes de las familias bizantinas.
La ciudad comenzó a decaer, a llenarse de vástagos con no muy buenas intenciones, y en medio de aquel caos, Miguel despertó. Y Nabuk supo entonces que ni siquiera él sabía dónde se encontraba aquella a la que había venerado durante toda su vida, desde que era un simple mortal. Ishtar, o Arikel, la primera de su clan, diosa del amor, la fertilidad, la vida y la guerra ante sus ojos de hombre perecedero, aquella que le había escogido para recibir el abrazo, la sire de su sire, la única mujer que realmente llenaba sus pensamientos sin la fuerza de ningún vínculo de sangre, la única por la que podría sentir un amor verdadero, hacía mucho tiempo que ni siquiera se había manifestado ante Miguel, mientras Nabuk yacía en letargo. 

También comprendió en ese momento que no debía quedarse de brazos cruzados mientras lo que había construido su sire era destruido poco a poco. Se unió entonces a otros vástagos, entre los que se encontraban Simeón el capadocio y Drusus de la familia de los lasombra Magnus, para urdir un plan que pudiera salvar la ciudad de la decadencia. 

A pesar de sus intentos, la ciudad entró en devacle. Sus hermanos de sangre, a excepción de Petronio, comenzaron a enloquecer, y un día aparecieron muertos, deshechos en cenizas en sus propios refugios, el los que eran mantenidos bajo custodia porque se habían convertido en dementes que podían poner en peligro a la estirpe. 

Finalmente la tercera Cruzada fue declarada, y esta arrasó la ciudad. En medio del caos una mujer se apareció ante Nabuk, una mujer que él creía muerta y cuyo cuerpo sin vida el portó entre sus brazos antes de ser alcanzado por una fatídica flecha que atravesó su corazón y le mantendría en letargo durante tanto tiempo.

Antaño Ma-ri, amante de Mi-ka-il en Ebla, a la cual Nabuk profesaba un cariño fraternal. Ahora María, de piel ennegrecida y mirada del color de la sangre, llena de odio y carente de toda traza de inocencia y bondad que poseía en otros tiempos. Se declaró culpable de la muerte de sus hermanos, y le confesó perdonarle la vida pues él había intentado salvarla del asedio a Ebla. Declaró sus intenciones de acabar con la vida del Patriarca, y confundido e incapaz de poder hacer nada contra ella, Nabuk sólo supo resignarse y lamentarse.

Pero aquel no era el único revés del destino que sufriría en los últimos días de Constantinopla. Ante él, Gregorius, un malkavian acogido por los Micaelitas, confesó haber enloquecido a sus hermanos y a Miguel. El chiquillo pródigo de Miguel perdió entonces el control sobre si mismo, desatándose su Bestia, y el malkavian utilizó sus lunáticas artes para enloquecerle y privarle del mundo aquella noche. 

Por fortuna, Nabuk fue encontrado por Petronio, y llevado al barco que serviría de huida a lo que quedaba de la familia Micaelita y a algunos rezagados más. Justo cuando parecía que escaparían de aquel infierno, Basilio de Tesalónica, un cainita en el que Nabuk y sus aliados habían confiado a la hora de intentar salvar el sueño del Patriarca, se inmoló en el interior del barco en honor a Calomena, su única y verdadera señora.
Y aquel barco fue pasto de las llamas, al mismo tiempo que la ciudad era arrasada y la no-vida de los cainitas que en él se hallaban se deshacía en cenizas. 

Nabuk despertó a la noche siguiente, bajo las aguas. Contempló los restos del barco y la caída de Constantinopla. Derramó lágrimas carmesí y profirió un desgarrado grito de angustia y rabia. Toda su familia había perecido, había perdido a sus hermanos, a su esposa y a su sire. Había sido incapaz de proteger nada. No valía nada, ni como hombre ni como vástago. 

En desdicha y sintiendo un profundo pesar, rehízo su camino buscando a aquellos que habían partido antes que él hacia Budapest, sin poder evitar preguntarse por qué había dejado que todo aquello sucediera, sin dejar de cuestionarse el por qué aquella mujer había vuelto de entre los muertos después de más de treinta centurias, y por último y no por ello menos importante para él, si realmente Ishtar había dejado de existir o si realmente seguía viva, y si el destino era propicio y lo estaba, ¿dónde se encontraba?

Azael, el monje renegado.

Clan: Tzimisce.
Línea de Sangre: Obertus
Sire: Theoleon.
Naturaleza: Bellaco.
Conducta: Celebrante.
Generación:
Abrazo: 975 d.C.
Edad aparente: Un poco por encima de los 20.
Atributos Físicos: Fuerza 2, Destreza 3, Resistencia 3.
Atributos Sociales: Carisma 2, Manipulación 3, Apariencia 6.
Atributos Mentales: Percepción 3, Inteligencia 3, Astucia 3.
Talentos: Alerta 2, Atletismo 2, Empatía 1, Pelea 2, Subterfugio 2.

Técnicas: Equitación 2, Alteración corporal 4 (Especialidad: Uso en combate)
Conocimientos: Academicismo 3, Investigación 2, Leyes 1, Lingüistica 3, Medicina 2, Ocultismo 3, Teología 2.
Disciplinas: Auspex 2, Hechicería Koldúnica (Senda de los espíritus) 3, Potencia 1, Vicisitud 3.
Virtudes: Convicción 3, Autocontrol 4, Coraje 4.
Camino: Camino de los reyes (Senda de la tiranía) 6
Fuerza de Voluntad: 7

Lengua materna: Eslavo
Lenguas aprendidas: Enocquiano, Griego, Latín, Hebreo.

Historia: La historia de Azael comienza en mitad de los Cárpatos, siendo apenas un huérfano abandonado a las puertas de un monasterio. Dicho monasterio pertenecía a la orden de los Obertus, creada hacía siglos por un poderoso tzimisce. Allí pasó su infancia y juventud, hasta que alcanzada la edad adulta e iniciado como monje, abandonó el monasterio por problemas personales con su abad. El destino le llevó a encontrar un nuevo hogar en el monasterio de San Juan Estudio, la sede de su orden, situada en Constantinopla. Sería allí donde conocería a su futuro sire y maestro, Theoleon, quien le mostraría la verdad acerca de la orden, iniciándolo en la sangre como ghoul y en el camino de la dividad interior, que guiaría sus actos durante los siguientes siglos. Años más tarde tendría la oportunidad de demostrar que era digno de convertirse en un Obertus de pleno derecho. Para ello debía pasar una larga prueba en la que tendría que demostrar que poseía la sabiduría y la fe necesarios para ser un Obertus. Tal empresa le llevaría a iniciar un viaje a lo largo de 12 monasterios, donde adquiriría conocimiento y se pondrían a prueba sus principios. Durante décadas se ganó a pulso el reconocimiento de sus hermanos, pero el destino quiso que su viaje se viera manchado por la tragedia. Mientras estudiaba en un monasterio cercano a la ciudad de Zara, extrañas criaturas asaltaron el lugar. Algunos monjes fueron secuestrados y llevados a un recóndito lugar en el interior de las montañas, donde encontraron su final uno a uno entre abusos y torturas. Solo cuatro fueron dejados con vida, elegidos para ser los protagonistas de un ritual macabro. Azael se encontraba entre ellos. Al día siguiente despertaría en mitad de una cueva como único superviviente de la tragedia. Aunque aún no lo sabía, había sido marcado por el resto de su vida.

En un intento de alertar al resto de la orden, él y su sire partieron de regreso a la ciudad de Constantinopla. Durante el trayecto una extraña debilidad hizo presa de su cuerpo. Temiendo por la vida de su pupilo, Theoleon pidió permiso para abrazarle, aún cuando no había terminado su camino de iniciación. Una vez recuperado, y ya habiendo alertado a la orden de lo ocurrido, Azael decidió partir para continuar con su aprendizaje. Sin embargo su viaje se vería interrumpido por una serie de extraños acontecimientos que acabarían finalmente con la muerte de todo un monasterio y el descubrimiento de un horrible secreto: Azael portaba a un demonio en su interior hambriento de almas, capaz de sembrar la muerte a su paso. Asustado, y sintiéndose tremendamente culpable por lo ocurrido, huyó de Trebisonda, ciudad en la que se encontraba, sin ninguna finalidad concreta, sólo mantenerse alejado para no matar a nadie más.

Su camino le llevó a los Carpatos, donde conoció a importantes personajes: Viscya, Vladimyr Rustovich o Noris, el Corruptor de Legiones. Comenzó a sentir interés por esa cultura, ajena a su alcance durante toda su existencia, si bien la seguía viendo como una blasfemia o una herejía, durante su instrucción le habían enseñado que incluso los paganos encierran a veces algunos rastros de la verdad. Conoció durante estos días el nombre del artífice de su tortura en vida: Koban, chiquillo de Noriz, pero dicho sire al parecer no estaba dispuesto a recibir visitas. Decidió entonces caminar durante décadas por todos los confines de los Cárpatos, en un estúpido intento de encontrarle, pero fue Koban quien acabó encontrando a Azael. Tras un día de sueño, se volvió a despertar cautivo y con aquel hechicero delante de él. No sólo no consiguió las respuestas que estaba buscando, sino que además fué manipulado sin saberlo para regresar a la sede de su orden, en Constantinopla, y permanecer junto a su líder.

Los siguientes siglos pasarían en medio de una lucha con su demonio interior, que poco a poco comenzaba a manifestarse de formas más evidentes. Llegó a presentarse como Azrael, igual que el ángel judío de la muerte, pero Azael no pensaba para nada que aquel ser fuera divino como un ángel. El deseo de encontrar respuestas le llevó a buscar ayuda en un miembro de su familia bizantina, Myca Vykos, quien no tardaría en iniciarle en las arcanas artes de la hechicería. Juntos encontrarían algunas respuestas acerca del origen de dicha criatura, pero seguirían sin saber como deshacerse de ella.

Ya, en las últimas décadas de su residencia en Constantinopla, Azael vió como Gesu comenzaba a degenerar tanto él como los ideales de su orden. Los pecados de su líder le hicieron replantearse sus creencias y abandonar la hermandad. Además, los contínuos pecados de la criatura le hicieron ver que, probablemente, no estaba afrentando el problema de la forma más correcta. Estos, entre otros motivos, fueron los que llevaron a Azrael a visitar de nuevo a Vladimir Rustovich, Voivoida de Voivodas, para aceptarle como su líder y mentor, jurarle lealtad, y aprender de él todo lo que pudiera.

Actualmente, tras la caída de Constantinopla, Azael teme por su futuro incierto, su falta de seguridad. Si bien él confía en los supervivientes que le acompañan y sabe que los necesita, cree que ellos no confían en él. Probablemente debido a Azrael. El destino es oscuro y el futuro incierto... y él solo teme no estar preparado.



El Inicio de una Crónica Oscura

Toda historia tiene un comienzo. La Crónica de los Secretos no es una excepción, aunque muchas cosas han pasado para que finalmente llegara a ser lo que es ahora. Algunos se preguntarán: ¿Como empezó todo esto? ¿Qué ocurrió para que en la mente de un master aún primerizo se gestara esta enrevesada y dramática historia, cuyos jugadores solo han empezado a padecer? Creo que ha llegado la hora de desvelar sus orígenes.

Todo comenzó con una visita a una tienda que vende manuales de rol de segunda mano. Pasábamos por ahí solo por ver qué había de nuevo, cuando me topé con lo que sería el pilar fundamental de esta idea: Las crónicas de Transilvania. Pese a que sabía de su existencia, nunca me había parado a leer su argumento, y cuando ojeé el resumen de la historia aquel día quedé convencido. Aquel conjunto de cuatro manuales se presentaba como "una historia en cuatro partes, que lleva a los personajes a la cabalgada de sus no-vidas, a través de los épicos anales de la historia Cainita [...], abarcando 800 años de la historia Cainita y mortal, y dándole a los jugadores la oportunidad de hacer historia". Devoré los manuales fascinado por la posibilidad de llevar a cabo un proyecto de tal envergadura, encontrando pronto la decepción entre sus páginas. La historia se presentaba en la primera de las cuatro partes como una "crónica épica, monstruosa, enloquecedora y que desafía al tiempo...". No se equivocaban. Es monstruosa la forma en la que algunas historias están diseñadas, y enloquecedor intentar introducir a los personajes en ellas de forma coherente. Lo que comenzó como una crónica con una evidente intención de futuro, pronto perdería el norte, convirtiéndose símplemente en un conjunto de historias inconexas, algunas completamente carentes de sentido, destinadas a acabar con una historia apoteósicamente absurda que resulta deprimente como respuesta final de la trama.

No tardé en darme cuenta de que si quería dirigir una crónica que abarcara tantos años de no-vida tendría que diseñar mi propia historia. Tomé lo que me gustó de las crónicas, cambiando drásticamente algunas partes de la historia y abandonando por completo otras, y comencé la creación de un trasfondo propio. Para entonces el principal problema era rellenar el tiempo muerto entre las historias que planteaba la crónica original (en algunos casos de siglos de duración), por lo que comencé mi búsqueda de posibles historias que pudieran ser incluidas en la crónica general. La solución llegó esas mismas navidades cuando dos manuales de Edad Oscura cayeron en mi poder: La Amarga Cruzada y Bajo La Negra Cruz. Cada una se plantea como un conjunto de tres historias independientes, aunque relacionadas, que pueden jugarse juntas como una crónica propia, o como parte de alguna otra. La Amarga Cruzada fue la primera en caer. Su dramático final me llevó hacia otro manual: Constantinopla Nocturno, como requisito para entender bien la trama que allí se desarrollaba. Fue en ese momento cuando caí bajo el influjo del Nocturno mejor elaborado de Edad Oscura. Mi historia principal estaba destinada a desarrollarse lejos de esa ciudad, y poco tenía que ver con ella, pero no me pude resistir a la tentación de usar el trasfondo de la misma. Lo que comenzó como un capricho acabó derivando en el comienzo original de mi crónica. Para ese entonces había comentado la posibilidad de llevar a cabo la crónica con alguno de los jugadores, y varios personajes habían comenzado a gestarse. Pronto Constantinopla se convertiría en el lugar de inicio de un grupo completamente variopinto, con un único requisito en común: tener algún interés relacionado con el conocimiento de algún tipo, el mejor nexo de unión teniendo en cuenta las intenciones futuras para el grupo.

Las historias comenzaron a surgir en mi cabeza, por lo que no tardé en elaborar (con ayuda de la wikipedia...) los preludios de algunos personajes. Decidí por aquel entonces que la mayoría de mis jugadores comenzarían su andadura como humanos, de manera que fuera más sencillo introducir la línea de la historia que deseaba que siguieran hasta que sus caminos se cruzacen. Nabuk fue el primero en desarrollarse, seguido pronto por Simeón, Azael y Drusus. Donovan y Nadir fueron los últimos en añadirse al grupo. Lo único que necesité fueron altas dosis de lectura por internet y algo de inspiración. Mi libreta se llenó de notas que pronto quedarían relegadas al olvido, sustituidas por mejores ideas. Por ese entonces aún no sabía qué sería de la crónica una vez terminadas las primeras historias que tenía elaboradas, ni hacia qué final dirigiría realmente al grupo una vez descarté el que ofrecían en LCDT. La iluminación final para que la crónica de los secretos tomara forma llegó mientras devoraba manuales para aprender algo más del trasfondo de Edad Oscura.

Una pequeña lectura abrió un mundo de posibilidades ante mis ojos. Fue como encontrar la pieza final de un rompecabezas, justo lo que me faltaba para decidir cual sería la metatrama que guiaría el futuro de mi Crónica y uniría las historias en un destino final. Mi mente comenzó a hervir con ideas propias, elaborando su propia metatrama al margen de la de White Wolf. Así fue como finalmente surgió La Crónica de los Secretos, una historia verdaderamente épica y enloquecedora. Segmentada en diversas temporadas correspondientes a épocas históricas y a los hechos que acontecerán en torno a los personajes, la crónica se plantea como un desafío para un grupo de personajes, que pronto descubrirán que existe mucho más allá fuera de lo que ellos podían imaginarse. Haciendo honor a su nombre, los personajes de nuestra historia se verán obligados a tratar de desvelar secretos que han permanecido ocultos durante siglos, descubriendo que no todo en este mundo es como ellos pensaban, y enfrentándose a verdades capaces de acabar con todo en lo que creen. ¿Suena interesante? Añadamos un desfile de personajes no jugadores salteado con enemigos épicos y aliados memorables, acontecimientos históricos, grandes desafíos y amenazas de muerte...

Sin embargo el título hace honor no solo a los secretos que aguardan a que los personajes los desvelen, sino también al título de la tercera parte de un libro de gran importancia en la crónica, un libro cargado de profecías sobre un futuro lleno de destrucción y caos, que marcará el fin para todos los vástagos. Un futuro que aún se antoja lejano para muchos, pero que quizás está más cerca de lo que se imaginan.

Ésa es mi crónica, la historia que trataré de contar, y de plasmar poco a poco en este diario, aunque quizás llegue a decepcionar a algunos. ¿Llegará a buen puerto? Quién sabe... aún falta mucho tiempo para descubrirlo, y muchas historias por ser jugadas. Hasta entonces trataré de disfrutar al máximo explotando a mis jugadores. Deseadles suerte.


miércoles, 8 de septiembre de 2010 | By: DarkAule

Un saludo inicial

¡Saludos a todos!

Hoy queda inaugurado oficialmente el diario de vitácora de nuestra pequeña gran historia. Espero que os guste, y que podamos sacarle partido de aquí en adelante. Debo agradecer la imagen del blog a nuestro diseñador gráfico particular y a nuestro pequeño informático (que sería de mi sin ellos dos...), que se han tomado la molestia de plasmar mis ideas y aportar las suyas propias, logrando que luzca así de bien. (Sí, lo sé, soy un pelota... pero no descarto tener que utilizarlos en un futuro próximo, así que más me vale tenerlos contentos).

Este blog ha surgido como una herramienta más para nuestra crónica. Como humanos que somos,la capacidad de nuestra memoria es limitada, y el tiempo hace más que probable que los detalles de  aquellas historias que hemos vivido acaben perdiéndose. ¿Qué mejor remedio que diseñar un sitio donde dejar guardados algunos recuerdos para que nunca sean olvidados? Ése es el objetivo de este blog, servir como un pequeño diario en el que trataré de anotar regularmente lo que vaya ocurriendo en nuestra crónica, de manera que quien quiera pueda enterarse de todo lo que ha pasado echándole una ojeada. Los protagonistas de nuestra historia cuentan con una sección particular, dedicada a colgar la descripción general de cada uno de ellos, así como de algunos personajes no jugadores que sean especialmente relevantes. Por supuesto, no seré el único que escriba. Todos mis jugadores, como parte importante de la crónica que son, tienen derecho a participar a su manera en este blog, ya sea colgando el resumen de alguna sesión, su propia descripción de un personaje o algún relato inspirado en la historia general. Para eso último se ha creado la sección de Memorias. La última de las secciones, Recursos, será utilizada principalmente para añadir imágenes, música, descripciones geográficas y cualquier cosa similar que pueda ser útil a los jugadores durante el transcurso de la crónica.

Solo me queda pedir que os animéis a ir añadiendo poco a poco vuestras ocurrencias al blog, y cruzar los dedos por que no acabe abandonado dentro de un par de meses...